Escalera Arriba llevó circo y alegría a los cerros de Valparaíso
Este año se realizó la duodécima versión de Escalera Arriba, proyecto de la Escuela de Teatro UV que lleva años facilitando encuentros en torno al teatro en distintos cerros y poblaciones de Valparaíso.
En esta oportunidad Escalera Arriba se enmarca en el Plan de Desarrollo de Públicos de la Sala Negra Juan Barattini Carvelli, financiado por la Convocatoria Pública 2020 de Planes de Desarrollo de Públicos del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que permitió también la creación del Radioteatro Pasaje Uno con las vecinas y vecinos del Cerro Mariposa y la temporada teatral Sala Negra En Línea.
Myriam Espinoza Vergara, académica de la Escuela de Teatro UV y Coordinadora de Vínculo Territorial, comenta que “en esta ocasión fuimos a cuatro espacios. La primera función fue en el centro cultural Ex Comi del Cerro Barón, lugar recuperado por vecinas y vecinos donde antiguamente había una comisaría que fue centro de detención y tortura en dictadura. La segunda fue en la Junta de Vecinos N°66 del Cerro Mariposa Alto, con quienes hemos compartido desde el primer Escalera Arriba. La tercera función fue en la Ecoplaza Las Palmas del Cerro Placeres Alto y la cuarta en Plaza Lago Peñuelas de Placilla”.
“Realizamos las funciones con aforo limitado por el tema de la pandemia, tomando todas las medidas sanitarias. Es un compromiso político hacer este trabajo, el teatro es formativo y llevarlo a espacios donde no suele haber es sumamente importante para generar interés y compartir ideales. El espíritu de Escalera Arriba se ha mantenido siempre en alto, con tanta pasión como la primera vez”, añade Myriam.
En el cerro Placeres la batucada Bloco Afro ilu Óke tocó en la plaza antes de la función. Griselda García Castro, vecina hace 27 años y actual vicepresidenta del centro cultural La Juguera, expresa: “Tenemos un vínculo con Escalera Arriba hace casi una década. Christopher Ortega, ahora profesor de la Escuela de Teatro UV, vino siendo estudiante. Con Myriam nos coordinamos, yo se lo agradezco harto, porque muchas veces el teatro y otras expresiones de la cultura no suben a los cerros”.
Malabicirco
La compañía porteña Malabicirco lleva 18 años de trayectoria nacional e internacional, siendo sus fundadores Javier Morales González y Wladimir Velásquez Pinto. Desde el año 2003 en adelante han luchado juntos por emocionar a través del circo, haciendo lo que les apasiona y mantiene activos en los diferentes escenarios del día a día.
Myriam Espinoza comenta sobre su participación: “Malabicirco forma parte de Escalera Arriba por primera vez. Como Equipo de Extensión decidimos que en esta ocasión teníamos que hacer reír a pobladores y pobladoras, queríamos que vibraran de alegría, entendiendo que el encierro es agotador y nos afecta a todos. Ha sido un gran acierto trabajar con ellos”.
Wladimir Velázquez comparte su experiencia: “Participar en Escalera Arriba ha sido completamente enriquecedor, siendo la primera oportunidad de volver a trabajar de manera presencial después de muchos meses. Presentamos nuestro espectáculo Carpe Diem, que invita al espectador a desconectarse, disfrutar, vivir el momento. Los payasos Alfonso Patricio de Los Almendros y Bartolomé juegan con distintos aparatos, interactuando con las personas presentes. Vivir la energía de las risas de los niños, escuchar los aplausos, ver esas caras de sorpresa, ha sido una experiencia maravillosa”.
Sobre el contexto de crisis sanitaria Wladimir agrega que “el circo a lo largo de su historia ha resistido diferentes catástrofes, es por eso que siempre los circenses enfrentamos cada eventualidad con mucho optimismo. Es importante para nosotros generar una pausa, una inyección de energía, para poder seguir sobrellevando la pandemia”.
Griselda García comparte sus reflexiones luego de la función en Placeres Alto: “Se relacionaban con el público, es lo que más me gustó. Hay que estimular a los pobladores. Es importante mover la cultura en el cerro, incentivar a los jóvenes y niños a resaltar lo positivo de las personas, valorar nuestra historia. Si resaltamos constantemente lo negativo estamos matando la ilusión y los sueños de los jóvenes, siempre hay más cosas buenas que malas.”
“Con mis 63 años todavía me siento capaz de animar a jóvenes a que sigan sus sueños. Somos los sobrevivientes de una enfermedad letal para este mundo, podemos alimentar nuestro yo interior capaz de ayudar a otros sin intereses de por medio, solo por la satisfacción de hacerle bien al otro, no ser individualistas, aprendiendo que como seres humanos aclanados podemos vivir mejor” finaliza Griselda.