Exacadémica de Teatro, Myriam Espinoza, fue distinguida como Hija Ilustre de Valparaíso
La destacada actriz y exacadémica de la Escuela de Teatro, Myriam Espinoza, fue distinguida recientemente como Hija Ilustre de Valparaíso, donde se reconoció su trabajo político, social, vecinal, cultural y la formación de nuevas generaciones, a través de las artes escénicas.
Egresada de la Escuela Normalista de Viña del Mar, estudió Teatro en la Universidad de Chile Sede Valparaíso, desde a fines de los años 60’ formó parte de las Juventudes Comunistas, integrando el área cultural de la UP. En 1973 ingresó al Partido Comunista donde realizó un intenso trabajo hasta 1990.
Destacado también ha sido su trabajo de casi 25 años en diversos recintos penitenciarios y en la Escuela de Teatro UV, donde se dedicó a la formación académica y al desarrollo del proyecto “Escalera Arriba”, llevando obras a los cerros porteños.
Sobre el significado de la distinción como Hija Ilustre de Valparaíso, cuenta que “la gente me para en la calle y me abraza, muchas personas se alegran por mí, mi familia se ríe feliz, amigas y amigos se ponen contentos. Nunca me lo imaginé, es mucho para una persona que hace su vida como quiso hacerla, ser teatrista en toda circunstancia, y por eso tener este reconocimiento tan bello en esta ciudad donde tuve la suerte de nacer, crecer, formarme y mirar el mar todos los días de mi vida”.
“Indudablemente es impactante que te den un reconocimiento tan importante por hacer lo que te hace feliz y en la ciudad donde naciste, vives y seguramente morirás. Siempre he realizado teatro político en cualquier circunstancia, como por ejemplo en dictadura, desde que entré a estudiar teatro en la Universidad de Chile sede Valparaíso, aprendiendo de mis maestros la necesidad de hacer teatro social y cultural, y seguiré hasta que mi corazón siga latiendo por este amor de toda mi vida”, añade.
Su postulación fue presentada por la Junta de Vecinos n°20 del Cerro Monjas, donde es parte de la directiva. Al respecto cuenta que “cuando dijeron que me postularían pregunté si serviría para el propósito y pelea que tenemos con el Espacio Santa Ana, expatrocinio San José, en contra que ahí se levante un edificio”.
“Ese lugar tiene una hermosa plaza, con juegos para niños y niñas, una cancha de fútbol y una escuela inclusiva. Se pueden imaginar lo que significa el ruido de las maquinarias para niños TEA o el problema vial que significará en un cerro que ya está colapsado. Sin embargo, las Monjas lo vendieron a una inmobiliaria. Nuestra pelea como JJVV Nº 20, apoyado por las y los habitantes del sector no terminará, aun cuando el nombramiento de Hija Ilustre para una inmobiliaria santiaguina, obviamente no sirve”, explica.
Su mensaje para la comunidad de la Escuela de Teatro UV que la acogió por tantos años, es: “todo lo que hacemos en el teatro y en el arte debe ser una pasión que no puedes abandonar porque te moviliza, te alegra, te impulsa para crear, mal o bien, da lo mismo. Generalmente nunca estamos conformes con lo que estrenemos, se va perfeccionando a través del contacto con el público. Por eso la consigna es: Sin público no hay teatro. El éxito o el fracaso, no es asunto de quien vive feliz con lo que hace”.